Jueves, 22 de Enero de 2009
Estados Unidos: Fastuosa asunción en tiempos de hambre
Por: Vicky Pelaez.

El pasado es la causa del presente y el presente será la causa del futuro. (Abraham Lincoln).

La publicación de esta columna coincide con uno de los días más importantes en la historia de los Estados Unidos: la asunción de Barack Hussein Obama como el primer presidente negro en la historia del país.


La mayoría de los norteamericanos, al igual como el resto del planeta, cansados de violencia, guerras y atemorizados por la crisis económica globalizada le desean grandes éxitos para cumplir con su promesa del «nuevo comienzo en una época nueva». Pero, si se esperaba la acción de un hombre cauto desde el inicio, ya comenzaron las desilusiones, lo demuestra el archimillonario festejo de toma de mando, mientras millones pierden trabajo y otros tantos no tienen ni para comer.
El flamante presidente Obama sabe muy bien que la economía estadounidense se está deteriorando a un ritmo acelerado y el desempleo ya superó el 8.0 por ciento con más de 12 millones de personas sin trabajo. El sector financiero sigue deteriorándose y hay quiebra vertiginosa de empresas industriales, de servicio y de los medios de comunicación, lo que puede convertirse en una crisis social de impredecible magnitud. Las dos guerras están desangrando a EE.UU. financiera y físicamente sin que ningún líder del país se atreva a decir No al estúpido proyecto de la «guerra permanente de la destrucción creativa» activada por Bush y sus «iluminados».
¿Tendrá valor suficiente Barack Obama para «iniciar el nuevo comienzo» como prometió en sus discursos usando sus dones de orador?. Dos días antes de su juramentación, como por una señal mágica Israel paró la masacre de palestinos y Ucrania prometió a Europa no robar más el gas procedente de Rusia. Mientras tanto Obama mantuvo silencio frente a estos hechos utilizando la táctica de su héroe: Abraham Lincoln.
Parece que la premisa de Lincoln de seguir los acontecimientos sin tratar de controlarlos le gustó tanto a Barack Obama que ignoró la creencia de su héroe en la supremacía blanca. En 1848 Lincoln rechazó denunciar la Ley del Esclavo Fugitivo, escribiendo… «odio cómo están cazando a estas pobres criaturas sin embargo prefiero cerrar mi boca y mantenerme quieto». Obama hizo lo mismo en estos días del genocidio de Israel en Gaza. No dijo ni una palabra mientras 1,200 palestinos eran asesinados, de ellos más de 410 niños y 500 mujeres y 6,000 heridos. Dijo que callaría hasta ser presidente. Como si sus futuras palabras borrarían tanto horror.

Sin embargo, cuando escuchó el nombre de Hugo Chávez le sobraron palabras para ofender. Dijo que «Venezuela es un obstáculo para el desarrollo en América Latina y es un país exportador del terrorismo». Ya podemos imaginar lo que le espera a América Latina con Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton. Los dos quieren salir de Irak dejando allí bases militares y ampliar la guerra en Afganistán, involucrando de paso a Pakistán.

El austero Lincoln, quien alguna vez puso «el grito en el cielo» al enterarse sobre el gasto en la decoración de la Casa Blanca indicando que era inmoral hacer un gasto tan fatuo mientras sus tropas iban descalzas, ahora estaría escandalizado de que Obama haya gastado 160 millones de dólares para su fiesta de toma de mando, el más grande en la historia de este país. Pero al igual que todos hoy Abraham Lincoln estaría cruzando los dedos para que las promesas del nuevo presidente no queden sólo en eso… promesas, y que al final sea el pueblo quien cargue con el bulto pesado que deja el aborrecido George W. Bush.

http://www.argenpress.info/2009/01/estados-unidos-fastuosa-asuncin-en.html