LA SIP Y SUS MUCHACHOS: POR EL DERECHO A LA INJURIA Y A OTROS DELITOS
Por: Nicolás Ramón Contreras Hernández

Desde el 24 de febrero de este año 2012 y con el pretexto de la solidaridad con el Diario El Universo de Quito, el sindicato de multimillonarios dueños de periódicos y otros medios de comunicación – identificado con la sigla SIP- a lo largo del continente Abiayalense, es decir América, en todos los idiomas y a una sola voz, se unieron para repudiar «los atropellos y la censura contra la libertad de expresión» que supuestamente sufría este diario, de parte del presidente Rafael Correa.

Frente a un hecho como este, habría que estar de acuerdo sí tal hecho se sustentara en sólidas bases democráticas y de respeto a la legalidad, pero cuando en realidad se trata de solidaridades privilegiadas, plutocráticas y muy selectivas, que en realidad buscan garantizar a los medios hoy en poder de Prisa, Planeta, Fox y alineados con la línea de propaganda de la NED/VOA/CNN impulsar una agenda desestabilizadora delineada desde el USA Departamento de Estado, contra los gobiernos independentistas de la zona Alba, cabe en respuesta la confrontación argumentada que este sindicato de usurpadores del periodismo merece, desde las redes sociales y otros ciberespacios.

Hay que hacer señalar de estos señores empresarios que hoy convirtieron el periodismo en propaganda y a muchos periodistas en agentes de los intereses de las multinacionales, la hipocresía y la doble moral, cuando son ellos o sus gobiernos colonialistas favoritos de procedencia, los que violan los derechos del periodista, como sucedió con el equipo de investigación de la desaparecida revista Cambio, como María Elvira Sámper y Rodrigo Pardo, castigados y expulsados con el poder del billete de los empresarios españoles y sus socios, por atreverse a denunciar las ollas podridas del gobierno Uribe, con el trasfondo éticamente nauseabundo de Prisa y Planeta sobrevolando como buitres alrededor del presidente Uribe, en una puja por la adjudicación a precio de huevo de un tercer canal.

Este no sería el único caso, pues para la misma fecha, el gobierno de Uribe cobraría la cabeza de la peridosita Claudia López en la Revista Semana, también ligada a la reconquista española y a los poderes del estado mediante un ex vicepresidente de Uribe- Francisco Santos- y un presidente –Juan Manuel Santos quien fue su Mindefensa. La López, en su papel de columnista se había convertido en la piedra en el zapato de la política de seguridad democrática, amasada con paramilitarismo – hoy Bacrim- y las falsas desmovilizaciones, que hoy han quedado al descubierto, como los chanchullos estrambóticos de Agro Ingreso Seguro, Carimagua o el frente de guerrilleros de opereta, de Olivo Saldaña, el nuevo pastorcito mentiroso de los estrados judiciales.

Cuando el gobierno de USA maltrató a la periodista peruana Vicky Peláez, procesada y acusada de espionaje en contubernio con empresarios rusos, la SIP y sus poderosos dueños, también protagonizaron un silencio cómplice vergonzoso, nada raro para quien tenga memoria de la tradicional colaboración de tan poderoso medio, fundado por un espía de la CIA llamado Jules Du Bois. La fórmula de Shakira de ciegos, sordos y mudos, también la protagonizó la SIP, cuando el caso del periodista Daniel Coronel, acosado, perseguido y exiliado por un entorno de amigos peligrosos cercanos al presidente Uribe y sus hijos Tom y Jerry.

Tampoco pasó nada, ni siquiera un llamado de atención de parte de la SIP o la CIDH, cuando el gobierno de Uribe se fue lanza en ristre contra Freddy Muñoz, Hollman Morris y otros periodistas de Telesur; pero hay un hilo conductor que diferencia todos estos hechos y conductas, protagonizadas por este sindicato de poderosos empresarios que se arrogan la libertad de expresión, la cual han instrumentalizado como uno más de sus activos contra gobiernos, que no favorecen a otras compañías multinacionales extractivas asociadas a sus capitales: En todos estos casos, donde se maltrató la libertad de expresión, fueron ellos a través de sus socios (Semana, Cambio, USA, etc.) o los gobiernos de sus amores, los protagonistas de la agresión, pero en los otros casos, se trató de empresas asociadas a dicho sindicato, fuertemente ligadas a los intereses estratégicos del USA Departamento de Estado y las corporaciones que esta oficina imperial representa, las que salieron no tan mal libradas al participar activamente en golpes de estado como RCTV, en Venezuela; o a prensa privada ecuatoriana y en especial, el diario El Universo de Quito, cuando el intento de golpe de estado en Ecuador el 30 de septiembre del 2010, con un agravante de éste y sus periodistas en estos hechos.

No contentos con todo el embrollo de la balacera por el rescate del presidente Correa, al que trataron de asesinar los uniformados insubordinados en la clínica donde se reponía de agresión intencional con gases lacrimógenas, por parte de un grupo de oficiales de Policía a sueldo de la USA Embajada, azuzados por la tergiversación propagandística de medios privados como El Universo de Quito, diario desde cuyas páginas se terminó señalando a Correa, como autor intelectual del mismo golpe sufrido, más epítetos de genocida.

Yo les pregunto: ¿En qué código penal o doctrina del derecho, se establece el derecho a la injuria y a la calumnia ilimitada de los multimillonarios dueños de los medios de propaganda? ¿En qué parte de la teoría de los sistemas democráticos, se garantiza el derecho a la impunidad de los más ricos y todopoderosos del capital? A no ser que por ley positiva, se asuma el tradicional atilismo de los dueños de grandes capitales, asociados a un gobierno imperial.

Los Casos de Caracol y Rcn. Los hechos expuestos en los párrafos anteriores, implícitos en la globalización e imbricación de capitales entre poderosas empresas multinacionales que poseen a estos medios, engarzados mediante las tuercas de los grandes paquetes accionarios, se pueden leer en los casos de los medios masivos de propaganda con máscara comunicativa de capital privado en Colombia, como Caracol y Rcn, hoy propiedad de Prisa o Planeta; y de nuevos socios como Carlos Slim o Ruppert Murdoch, dueños de cada periódico, cablera, cadena radial, revista o todo lo que antaño hacía parte de medios periodísticos, todo ello posibilita explicar un fenómeno curioso.

El impacto del petróleo y el papel del gobierno venezolano en los nuevos independentismos del hemisferio, como objetivo de guerra mediático o de cuarta generación, con un par de buenos réditos para las élites que monopolizan el poder nacional en Colombia: por un lado, colaborar en las campañas de desprestigio global contra los gobiernos de la zona Alba y en especial Hugo Chávez, mientras por el otro, esconden detrás de un supuesto altruismo informativo, graves problemas de verdadero interés para los colombianos y colombianas, como por ejemplo, el ecocidio y acuicidio contra los pueblos del Magdalena Medio en el Huila, afectados por la represa del Quimbo, o los micos de la supuesta ley de restitución de tierras a los desplazados.

El viernes por ejemplo en la pregunta del día, contrariando la tradición un poco más seria del periodismo colombiano, el Canal Caracol, convirtió los rumores sobre el cáncer de Hugo Chávez en el tema del día, mientras en el senado de la República el drama de los campesinos desplazados, sometidos a una ley llena de trampas que los somete a condiciones de aparcería bajo la tutela de un gran empresario agrícola, es decir, el estilo Carimagua denunciado por el senador Robledo,allí en ese escenario tan vital para la democracia, estos medios brillan por su ausencia; como por ejemplo en otros hechos tan graves, como el drama de los paseos de la muerte por la privatización de la salud, que desapareció como por arte de magia de las pantallas nacionales.

RCN, por su parte, en su canal de radio, televisión e Internet, encauza sus emisiones a criminalizar las protestas de los trabajadores tercerizados por las pseudo cooperativas de los empresarios palmicultores; mientras en un contrapunteo por preservar la imagen de honestidad de Álvaro Uribe, a quien ambos le abren espacios privilegiados para sus trinos de ex presidente en defensa de los malhechores de su gobierno, pero Caracol, se la juega tratando de enamorar a los niños de la temible policía antimotines Smad, en una labor de relaciones públicas con un publirreportaje en canal de televisión, que ya envidaría Goebbels. Y apenas las Farc, anuncian el fin del secuestro y las liberaciones de los prisioneros de guerra de las fuerzas militares en su poder, que ellos meten en el mismo saco de civiles como Jesús Eladio Pérez, Ingrid Betancur o Gloria Polanco, que no cayeron cautivas en combate de iguales con entrenamiento militar, sino por la violación de un derecho humano a la movilidad, esta misma prensa es sorda frente al aumento del paramilitarismo ahora llamado Bacrim, que denuncia en uno de sus tirajes el diario Primicia, mientras Rcn, más uribista que Uribe, menoscaba el anuncio de las Farc en su portal web, con el argumento del negocio de la cocaína, proponiendo como siempre, más mano dura y “no a los shows en la entrega de prisioneros”.

Eso sí, Juan Pablo Bieri, Claudia Gurisatti, Andrina y Gissete Villa Franco o los corresponsales de Ecuavisa, pendientes de santificar a golpistas como los del 30 de septiembre; o los nuevos chismes de un Nelson Bocaranda en Venezuela, una versión sin par por su mediocridad, rumor y chisme, que no le da ni por las botas a Poncho Rentería, de lo peorcito del periodismo en Colombia. Pues bien, el señor Nelson Bocaranda, se ha convertido en el nuevo gurú del periodismo nacional, despreciando la tradición y el legado de un Germán Castro Caicedo, un Pardo Llada o el ejemplo de probidad de un Daniel Coronell.

La verdad es que hasta ahora, a los nuevos encomenderos, catequistas y fariseos del sanedrín de Prisa y Planeta, los “dictadores” de la zona Alba, les siguen dando lecciones de democracia, pues mientras RCTV sigue saliendo al aíre, sigue siendo el socio de Caracol en los informes desde Venezuela, en Ecuador el presidente Correa, decidió perdonar al diario El Universo sin olvido, pero renuncia a la multa y a la cárcel.

Sospechoso por ejemplo, el montaje de Caracol en Bogotá de una jueza mostrada en Caracol como la víctima de acoso, soborno y persecuciones de parte del gobierno de Correa, lo más curioso es que los acusadores no son capaces de demostrar que esa señora tuviera el proceso judicial Correa versus El Comercio de Qutioa su cargo, mientras que los jueces que fallaron contra El Universo, si denunciaron presiones de los empresarios y de las diplomacias con pretensiones virreinales: ¿Quién es el Atila del periodismo entonces? ¿Por qué Fidel Cano no mostró la misma solidaridad contra las arbitrariedades de Uribe en los casos de Daniel Coronell, María Elvira Sámper o Freddy Muñoz?

¿No merecen solidaridad los empleados sino los patrones? ¿Por qué la CIDH jamás se pronunció en las persecuciones contra Hollman Morris, Daniel Coronell y María Elvira Sámper? ¿Por qué Reporteros sin Fronteras se lamenta de la polarización en Quito y otros lares de la zona Alba, sí ellos son los principales promotores de los odios? Ese es el tipo de democracia para multimillonarios y patronos que defienden la SIP y sus muchachos.

Nicolás Ramón Contreras Hernández.CC.92.226.628 de Tolú- Sucre.
Ciudadano Afroabiayalense independentista de la Región Caribe en la República de Colombia. RED INDEPENDENTISTA DEL CARIBE. Observatorio de Medios Independientes.