INTRODUCCIÓN A LA DIALÉCTICA DEL PODER:primera aproximación científica marxista,Historia de la Privatización del Conocimiento.
Por: Roso Grimau,

Para que podamos comprender todo el complejo sistema de relaciones de poder que la sociedad humana fue construyendo en el tiempo y en el espacio, y entender mejor el significado de la lucha de clases entre las fuerzas de dominación y opresión (la burguesía) contra las fuerzas de liberación y emancipación de los pueblos (el proletariado);
debemos pasearnos primero por la historia misma del surgimiento y desarrollo del conocimiento privativo, partiendo desde un análisis marxista del proceso histórico-social de la privatización del conocimiento, como parte de una de las primeras rupturas epistemológicas, anterior incluso al surgimiento y posterior desarrollo de las primeras formas de convivencia comunitaria tribal de las incipientes estructuras de sociedades humanas en la llamada “época prehistórica”.

El método científico para el abordaje del desarrollo del conocimiento y sus formas de apropiación privada por parte de algunos grupos humanos, es el análisis por medio del método marxista, utilizando para ello tanto las categorías y leyes del Materialismo Dialéctico como los conceptos y aportes del Materialismo Histórico, usando para estos análisis los significativos aportes de las teorías de la evolución natural de las especies de Darwin y de la antropología, así como de otras disciplinas académicas. En base al aporte de todas las disciplinas del conocimiento científico tratemos de analizar la historia misma del surgimiento de los saberes humanos y del conocimiento.

Entendiendo la existencia material del ser humano sobre la faz de la tierra como la historia del desarrollo y usos del poder de razonamiento, siendo que esta cualidad única de nuestra especie animal que es el razonamiento mental, fuente viva del conocimiento y de su manipulación intencionada por el control del poder en todas sus acepciones, con el objetivo de obtener la dominación sobre todo lo que nos rodea, como parte de una natural necesidad de subsistencia de la propia especie humana, llevada mas tarde a la dominación de unos sobre otros (explotación del hombre por el hombre).

En los inicios de los procesos naturales de transformación del mono en hombre, la supervivencia debió jugar un papel muy preponderante, obligando a unos torpes eslabones que recién se separaban de sus ancestros primates a desarrollar nuevas destrezas tanto físicas como mentales (trabajo físico e intelectual), produciendo así importantes cambios fisiológicos y genéticos como parte de la evolución natural de nuestra especie humana. Pasando por las más elementales necesidades de alimentación, protección de las inclemencias del medio ambiente, protección de los depredadores, protección de la vida del resto de los miembros de la manada o tribu, de forma tal; que por la acción del trabajo manual y mental, el ser humano fue poco a poco transformado su propia fisonomía, fisiología y genética para poder asegurar la supervivencia de la especie misma; viéndose obligado por las precarias condiciones externas a perfeccionar la manera de trasladarse, de utilizar sus piernas y sus pies, la capacidad para erguirse -tal como lo desarrollan Marx y Engels-, e igualmente la necesidad del desarrollo de sus habilidades manuales que lograron perfeccionar sus brazos y manos, por intermedio de la necesidad de realizar diversos tipos de trabajo cada vez más especializados.

Desde la era primitiva el ser humano empieza a dar sus primeros pasos en el uso de sus exclusivas capacidades mentales, aquel homínido recién evolucionado del mono en pleno apogeo de los procesos evolutivos de diferenciación del resto de las especies, comienza a desarrollar sus habilidades físicas, sus capacidades fonéticas y sus destrezas mentales; y así de una manera natural y paulatina va adquiriendo cada vez mayores facultades de raciocinio en el uso y control de todas sus nuevas habilidades y destrezas físicas, en una constante espiral de evoluciones genéticas que se van retroalimentando y complementando entre los aspectos físico-motores y los aspectos mentales-racionales, bajo la presión de cubrir de manera obligatoria sus propias necesidades, y por un efecto único del desarrollo de sus capacidades para el trabajo, trabajo muy rudimentario en sus inicios pero elevando constantemente sus niveles de dificultad y precisión.

O como lo estableciera el propio Friedrich Engels en su artículo del año 1876, «El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre», en el cual nos explica ese papel decisivo del trabajo como proceso productivo y creador, y del desarrollo y producción de instrumentos para facilitar y mejorar cada nueva actividad, descubriendo el papel esencial que jugó el trabajo en la formación de la tipología física del ser humano y en la posterior conformación de las relaciones de producción, y con ello de la sociedad humana en su totalidad, demostrando que, a partir de un antepasado parecido al mono, como resultado de un largo proceso histórico, se desarrolló un ser cualitativamente distinto, el ser humano, debido a la necesidad que tuvo para su supervivencia de desarrollar trabajo físico e intelectual (hoy para nosotros trabajo y conocimiento).

Surgiendo así de sí mismo, del propio desarrollo del ser humano, todo un mundo nuevo que lo encamina en los albores del conocimiento, apareciendo entonces las primeras formas de convivencia social, donde las primitivas manadas de homínides se van transformando en organizaciones tribales, ya caminan erguidos hombres y mujeres, aprenden de la naturaleza que los rodea para cubrir sus necesidades básicas de sobrevivencia, surgiendo la necesidad de trasmitir lo aprendido a los demás, y viéndose obligados a tener que comunicar con mayor precisión sus nuevas experiencias, perfeccionando sus restringidos sistemas de comunicación de sonidos, señas y dibujos.

Comienzan entonces a compartir tanto sus experiencias de vida, como sus miedos y temores ante todo lo que les era desconocido y por lo tanto sobrenatural, intentando dar alguna explicación a unos extraños fenómenos naturales totalmente desconocidos que los atemorizaban (como el rayo y el trueno); surgiendo una necesidad para convivir y desarrollar sus propias formas de vida en comunidad tribales, tribus nómadas en un principio como cualquier otra manada animal, luego seminómadas y un poco mas tarde algunas tribus sedentarias, que comenzaban a conformarse en formas rudimentarias de asentamientos rurales o comunas.

En esas incipientes formas de vida social tribales, evocadas por el marxismo como comunismo de tribu (comunitarismo) por la inexistencia aun de las clases sociales y del factor de explotación del ser humano, conocido como plusvalía o excedentes apropiables de la actividad de producción; se van ampliando y especializando las formas de comunicación hasta el desarrollo de las lenguas habladas y los lenguajes escritos, y a la par surge la necesidad de profundizar los conocimientos que les permitan hacer un uso cada vez mas adecuado y eficiente de los recursos naturales disponibles para la subsistencia en sus propios hábitats, así como iniciarse en la búsqueda por explicar lo que aun les era desconocido y los atemorizaba o sorprendía; el miedo a todos los fenómenos naturales por el lógico desconocimiento de sus causas y consecuencias.

Con esta necesidad de darle explicación a los hechos que atemorizan a todos, se inician en la creación del conocimiento mítico mágico para darle sentido a todo lo aun desconocido, y que por el momento todavía no puede ser entendido y explicado por la falta de saberes y conocimiento específicos, y de metodologías científicas apropiadas para descubrir el origen de las cosas; este conocimiento mítico mágico comienza a ser controlado, desarrollado, manipulado y utilizado por los hechiceros, curanderos y shamanes, convirtiéndose éstos poco a poco en los únicos intérpretes de los designios mítico mágicos a través de sus rituales y liturgias, mas tarde inician el uso de inciensos aromáticos y productos alucinantes con las cuales interpretan las visiones mágicas, que luego se convierten en los designios de los dioses y deidades que se asignan a cada fenómeno natural desconocido, dando comienzo a las primeras creencias politeístas.

Este conocimiento mítico mágico aun incipiente les permite aprender sobre algunos fenómenos naturales, que aun sin entenderlos aprenden a reproducirlos, lo que los hace comenzar a dominar algunas tecnologías mágicas o hechicerías, que al ser apropiadas de manera privativa por estos individuos, logran impresionar al resto de los miembros de sus sociedades primitivas, adquiriendo un prestigioso dominio sobre las masas; siendo así los únicos poseedores del dominio de temas esotéricos o de comunicación e interpretación de lo desconocido y oculto, del más allá, de los dioses o de los muertos y sus espíritus. De a poco estos hechiceros y shamanes van adquiriendo una cada vez más amplia influencia sobre los propios valores morales de las tribus, adquiriendo la condición incluso de altos consejeros de los jefes de las tribus, manto con el cual ejercían su mágico poder de manipulación sobre la toma de decisiones, llegando incluso a poder afectar el futuro de toda la tribu. Son estos los usos aun incipientes del poder, del saber y del conocimiento que generan más poder para dominar a todos los demás miembros de la comunidad excluidos del acceso a estos saberes y conocimientos.

Es así como en las prácticas shamánicas se comienza a estructurar el conocimiento mítico mágico en torno al uso incipiente de unas ciertas prácticas tecnológicas acausales (de acuerdo al origen y tipo del fenómeno natural acasual o no causal-aparente), estas prácticas mítico mágicas comienzan a ser orientadas para obtener determinados objetivos mediante la simulación intencional de una reconstrucción de esos mismos fenómenos naturales, causando gran impacto sobre unas incautas masas cautivas de su propia ignorancia, con lo que comienza a sentirse el poder del conocimiento no socializado, siendo parte de las primeras prácticas de secuestro de los saberes en función de unos poderes de dominación y control sobre las masas, lo que hoy conocemos en la sociedad capitalista como privatización del conocimiento.

Surgen también en las tribus primitivas los primeros indicios de organización social con la aparición de los jefes de las tribus, que eran los individuos más aptos física y mentalmente para enfrentar todas las vicisitudes de la era primitiva, y con el tiempo, además del shamán, aparecen los primeros consejos de ancianos y ancianas, quienes aportaban para la toma de decisiones toda su sabiduría y conocimientos provenientes de las experiencias acumuladas, siendo aun formas de organización colectivas de ejercicio del poder comunal. Estructuras éstas de poder, que fueron dando sustento a la posterior conformación de pequeños conciliábulos de consejeros y consejeras de los diversos personeros y personeras del poder político y gubernamental en cada una de las etapas históricas por las cuales ha venido avanzando la humanidad: Formaciones Económico Sociales (las Sociedades Primitivas, Esclavistas, Feudales, Capitalistas, e incluso por las distintas experiencias conocidas de tránsito hacia el Socialismos hasta nuestros días).

El mismo incipiente conocimiento mítico-mágico de esos hechiceros y shamanes, comienza a evolucionar como parte de la cultura étnica ancestral de cada uno de los pueblos indígenas, conformándose por intermedio de la tradición oral en creencias típicas que pasan a regir poco a poco todo el comportamiento social de cada uno de esos pueblos, con una diferenciación específica a cada uno de sus ámbitos geográficos y climáticos, y con diversos niveles de desarrollo de acuerdo a las variadas dificultades e inclemencias que cada hábitat les presentara para su propia sobrevivencia.

Estas creencias que formaron los rasgos culturales y socio-políticos de nuestro surgimiento a las civilizaciones antiguas, fueron de a poco transformándose en la rica diversidad de creencias y religiones, que desarrollaron un gran apego a los centros de poder marcando cada vez más su influencia en la toma de decisiones políticas y de gobierno. Lo vemos en todas las civilizaciones antiguas, en sus ruinas y otros vestigios que han perdurado hasta nuestros tiempos, en los cantos épicos cuyos manuscritos como “La Ilíada” y “La Odisea” que se lograron conservar completos, los cuales nos remontan a través de héroes mitológicos como Ulíses a las épocas donde los designios de los dioses y sus intérpretes humanos sobre la tierra, modificaban el comportamiento social y las decisiones políticas, moldeando así el curso de la historia al capricho de la interpretación de los grupos religiosos detrás del poder, que desde siempre influencian a las masas a través de sus propias y deformadas interpretaciones a los contenidos de sus mismos escritos religiosos, de cultos y creencias, para que sea aceptada dócilmente la explotación y la dominación.

Desarrollándose de estas rudimentarias prácticas religiosas sistemas estructurados de creencias, cultos y religiones, en base a la socialización de los conceptos e ideas mítico mágicas que organizan la percepción de partes del mundo o de su totalidad, en el que conviven los miembros de una determinada sociedad de referencia o de comunidad organizada específica. Pudiendo contener estas creencias religiosas tanto componentes míticos, cifrados sobre todo en las relaciones de parentesco utilizadas para enlazar los fenómenos cósmicos o religiosos; así como también incorporan varias creencias no míticas sino racionalizadas, sin que por ello sean verdaderas, como la creencia católica feudal de que la tierra era plana, o que nuestro planeta era el centro del sistema solar. Cometiendo una innumerable cantidad de horrendos crímenes, excomulgaciones, extradiciones, vejaciones públicas, torturas y persecuciones individuales a quienes osaran en diferir de cualquiera de dichos saberes erróneos, como en el emblemático caso del sabio Galileo Galilei, forzado a abjurar de sus descubrimientos científicos por la santa inquisición católica. Así como la justificación ética y moral de masacres a pueblos enteros en las cruzadas católicas dentro de la antigua Europa y Asia, como los grandes negocios de la trata inhumana de esclavos africanos, o el exterminio de muchos de nuestros ancestrales pueblos originarios durante la época de la colonización y saqueo indiscriminado de las grandes riquezas latinoamericanas y caribeñas.

Esta influencia nefasta que desde la época primitiva persiste hasta nuestros tiempos en casi todas las religiones, que por ello fueron bien catalogadas por Kart Marx como “el opio del pueblo”, una muy acertada observación en la que se resume la perniciosa influencia que las religiones han tenido en el adoctrinamiento histórico de todos los pueblos, para su dócil convencimiento y aceptación sumisa de las condiciones de explotación, dominación y ultraje a las que hemos sido sometidos por miles de años hasta nuestros días. Como en el caso de la destrucción del nuevo mundo, luego de la llegada de la cultura imperial centroeuropea a nuestras tierras latinoamericanas y caribeñas, donde el saqueo, la masacre, el pillaje, la crueldad y las humillaciones fueron justificadas, aplaudidas y bendecidas por la religión católica imperial a través de la evangelización impuesta por la fuerza con la espada y el mosquete invasor.

Surge también, desde el propio desarrollo del pensamiento, las ideas, los saberes y el conocimiento, en las civilizaciones antiguas mismas, la necesidad humana por ordenar y sistematizar la información, las ideas, los conceptos y los mecanismos de razonamiento, en un intento por aproximarse aun más a la necesaria comprensión de nuestra propia naturaleza interna, y mejorar el aprovechamiento de todas nuestras capacidades humanas, surgiendo las corrientes del pensamiento científico y filosófico, de las cuales se desprenden todas las ramas de las ciencias naturales y de las ciencias sociales, del conocimiento científico y de la técnica, incluidas las ciencias políticas, así como también todo el conocimiento no científico, que incluye la intuición, creencias, cultos, magia, mitos y religiones, el conocimiento común, el conocimiento cotidiano, el conocimiento práctico y el conocimiento vulgar.

Por otra parte, y en paralelo al propio desarrollo de los saberes humanos, en nuestra evolución social hemos venido reproduciendo la estructura básica del sistema de explotación y dominación capitalista, que Marx y Engels identificaran como la división de “Clases Sociales”, donde una clase social se adueña de todo lo que sea apropiable “la Burguesía”, y otra clase social es completamente excluida hasta de las mínimas necedades humanas básicas de subsistencia “el Proletariado”.

Tomando como estructura básica esta división en “explotadores” o apropiadores, y en “explotados” o desposeídos, hemos venido poco a poco presenciando la subdivisión de esa estructura social, replicándose en si misma, conformando las distintas sub-clases o castas sociales dentro de cada una de las dos principales (Burgueses y Proletarios), llegando mas tarde a la conformación de diversas elites policlasistas (religiosas, políticas, científicas, militares, deportivas, culturales, sociales, etc.), con una sola característica en común: cada una de esas elites se apropia de una rama específica del conocimiento, lo acapara y atesora de manera exclusivista, protegiéndolo incluso por intermedio de la academia y de los colegios profesionales, obstaculizando su libre difusión e impidiendo su ejercicio a todo aquel que no esté certificado por la propia academia elitesca en su área específica del conocimiento neoliberal burgués.

Todas esas disciplinas de la sabiduría humana conforman cada una de las partes del conocimiento desarrollado por toda la humanidad, cada tipo específico de conocimiento ha venido siendo acaparado por diversas elites sociales que se configuraron poco a poco en el transcurso de los procesos histórico-sociales. Es así, como las distintas Iglesias se apropiaron del conocimiento religioso y se atribuyeron la exclusividad de su interpretación y manipulación, llegando inclusive a una grave deformación intencionada de sus escritos básicos a sus propias conveniencias en cada coyuntura social.

Las elites políticas y partidistas hicieron lo mismo con el conocimiento político e ideológico, las elites científicas y profesionales se apropiaron del conocimiento científico-técnico y socio-económico, las elites militares lo consumaron con el conocimiento de seguridad y defensa, las elites culturales se reservaron el conocimiento de las diversas ramas de la expresión artística.

Las elites industriales llegaron incluso a desarrollar toda una red de principios jurídicos a través de un complejo sistema de derechos de propiedad intelectual, de patentes de industria y comercio, de licencias y de derechos de autor; con los cuales pueden comprar y apropiarse lícitamente de cualquier obra producto de nuestro intelecto y capacidades, adueñándose de manera exclusiva de todos los derechos para su reproducción en masa y la “libre” comercialización, pagando una muy pequeña cantidad al autor comparado con las multimillonarias ganancias producto de la venta de millones y millones de copias de nuestra obra, diseño, invento o idea.

Las elites de la información y la comunicación acaparan los datos de cuanto acontece en el mundo, adulterando en muchas oportunidades los hechos a sus propias conveniencias e intereses, produciendo matrices de opinión con la intención de dominar y someter a toda la opinión pública para aprovecharse de ella. Las elites de la moda se apropian del conocimiento estético, creando falsos valores con el único interés de comercialización de ciertos productos innecesarios, banales y transculturizantes, donde las empresas transnacionales de la ropa y el calzado, junto a las de cosméticos operan psicológicamente por intermedio de la publicidad alienante sobre nuestras propias costumbres, doblegándonos ante los intereses de un mercado de consumo masivo superfluo y que atenta contra los propios valores culturales y conocimientos nacionales de nuestros pueblos, imponiéndonos patrones cambiantes de belleza en el tiempo y espacio, de acuerdo a las necesidades de venta continua de un tipo de producto no perdurable que en su mayoría suelen no ser lo que nos ofrecen, llegando a veces a ser contraproducentes, y casi siempre completamente innecesarios.

Hoy en día, estamos ante la hegemonía de un modelo de sociedad del conocimiento privativo, protegida incluso por el mismo derecho internacional privado, a través de tratados internacionales donde se crean organismos de seguimiento, control y sanción, como lo son la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), o el propio Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI, institución del banco Mundial con sede Washington), mediante las cuales las grandes potencias industriales que las dirigen y controlan a su libre albedrío, se aseguran que los países sin posibilidades de desarrollo continúen dentro del sistema de explotación y dominación establecidos en el ámbito desigual del comercio internacional, que sirve como base de sustentación del imperialismo.

Una sociedad típica del conocimiento privativo, es el sistema político-económico y social presente en los Estados Unidos, donde todo el ordenamiento jurídico y legal protege el conocimiento privativo en función de la dominación y explotación en todos sus ámbitos (político, económico, social y cultural); llegando incluso a la violación de todo ese ordenamiento por parte de las pocas familias dueñas de su capital internacional y de su poderío político y militar en función de obtener las máximas ganancias. El asesinato de sus 4 presidentes en ejercicio Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy, así como los atentados a los también 5 presidentes en ejercicio Johnson, Teodoro Roosevelt, Franklin D. Roosevelt, Truman y Ford, son tan solo una pequeña muestra de la máxima expresión del totalitarismo fascista al que inexorablemente conduce la dictadura del conocimiento privativo, donde todo en absoluto acaba por ser manejado por un muy reducido grupo de personas que han perdido todo vestigio de sentimientos humanos, como un reflejo fiel de esa sociedad capitalista en su última fase superior de desarrollo que Vladimir Ilich Lenin identificó como “Imperialista”.

Una sociedad del conocimiento, donde el conocimiento sea libre, solo será posible desde una ruptura epistemológica dentro de cada uno de nosotros como individuos, a partir de la toma de conciencia clasista proletaria, modificando nuestra propia formación individualista y egoísta impuesta por el sistema neoliberal burgués, de manera que prevalezcan por encima de todo los sentimientos humanos mas nobles, la cooperación, la solidaridad, el amor al prójimo, junto a la ética y la moral revolucionaria, rompiendo así las eternas cadenas que nos someten a conductas capitalistas inhumanas; dedicándonos al desarrollo de las nuevas relaciones de convivencia socialista, a través de una revolución cultural, educativa y ética que promueva desde las propias bases de todos los trabajadores y trabajadoras organizados en nuevas formas de participación y protagonismo colectivo (Consejos Socialistas de Trabajadoras y Trabajadores), que el Conocimiento sea Libre en función del desarrollo del Poder Popular para la construcción del Socialismo.