LA  TOMA  DE  LAS  LOMAS .(Parte II)
Por: Julio Cesar Belisario R.

Mediaba el mes de Junio de 1.961; y los Venezolanos, estupefactos e impotentes ante el atropello y la traición de Acción Democrática, observábamos como las heroicas gestas del 23 de Enero de 1.958, encaminadas a la construcción de un país plenamente democrático, pluralista, participativo, y soberanamente independiente, se diluía con la exclusión del poder de importantes organizaciones políticas cuajadas al fragor de las luchas libertarias, venezolanas y anti-imperialistas.
Con Rudas Mesones, y Livia Gou berneur, vilmente asesinados en las calles de Caracas, preludiaban la arre metida criminal de las bandas armadas adecas y los grupos Batisteros conectados a los servicios de inteligencia de Rómulo Betancourt.

Los mandos de las Unidades Tácticas de Combate Revolucionaria determinan la necesidad de incrementar los mítines-relámpagos, con la finalidad de llegarle directamente al pueblo, en la denuncia de la arbitrariedad y sumisión a los intereses económicos y políticos de Guerra Fría de Estados Unidos, que sin rubor patrocinaba Betancourt: son repetitivos los destrozos y constantes allanamientos al semanario Tribuna Popular, Clarín, y el acoso a la militancia del Partido Comunista de Venezuela y Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

Es así, por razones de densidad poblacional, variedad en sus vías de acceso y facilidad de evasión en rutas conectadas con Vista al Mar y los Magallanes de Catia (Barriadas Populares de Caracas), que mediando Junio en una mañana clara y un azul de esperanzas, un valeroso grupo de jóvenes revolucionarios al mando de David Esteller, tomamos por asalto Las Lomas de Urdaneta (Barriada ayer y hoy populosa de Caracas).

Compañeros previamente seleccionados inician su labor de agitación y denuncia, ante los sorprendidos paisanos que lentamente se acercan interesados y ansiosos. Los gritos y repudios a Rómulo Betancourt arrecian y todo parece indicar que la acción urbana ha sido un éxito sin contratiempos; más sin embargo: tiros esporádicos y posteriores descargas considerables de ametralladoras, nos indican que han sido apostados francotiradores enemigos en los Bloques contiguos.

“Los tenemos”- seguramente pensaron- considerando que el escenario era similar al mismo que utilizaron cuando nos ametrallaron en el Liceo Juan Vicente González (Andrés Bello Diurno) y asesinaron a Alberto Rudas Mezones. No imaginaron que ahora nuestro armamento defensivo no solamente eran cuadernos de estudiantes con apuntes de Física, Química, Biología, etc. Ahora contábamos con armas cortas; e igualmente: FN-30, Carabinas de cinco tiros en riel; y una Subametralladora Thompson sin culata calibre .45.

Cinco compañeros me son asignados a fin de contrarrestar la plomazón enemiga. Al suelo carájo y de un empujón, derribo oportunamente a Pedro Fajardo, y dos balazos dirigidos a destrozarle el tórax impactan la pared. La
Confrontación se desata y la adrenalina corre a raudales. A veinte pasos, pálido como un ángel de la guerra; beatíficamente sereno, y apoyando nuestro fuego a discreción, Tito González Heredia, cojonudo, valiente como el que mas; rodeado peligrosamente por la muerte, contesta tiro a tiro la ofensiva de azoteas y muros de parapeto, emboscados por francotiradores enemigos.

Disminuye la intensidad del enfrentamiento. Cesan los disparos de las bandas armadas de Acción Democrática; seguramente sorprendidas ante nuestra habilidad de ganar espacios, oponer nuestra defensa, y su incapacidad de hacernos bajas. Se ordena el repliegue ante la inminencia de hacerse presente personal militar profesional y blindados del Cuartel Urdaneta -por tener mayor capacidad de Fuego- y es allí como definitivamente fuera de lo imaginario, como escenario surrealista Kafkaiano; donde dos compañeros:

El Negro Alfonso, y Rogelio Díaz, pistola en mano, me informan: “Comandante, hemos capturado a este señor que desea hablar con Ud.”. “ ¿Quién eres tú? – le increpo”. “Mire, contesta el tipo, creo que existe una gravísima confusión”- y de seguidas- “Yo también soy miembro de la digepol (Otrora criminal organismo de seguridad del Estado) y militante de Acción Democrática. No entiendo por que me detienen, me amenazan con pegarme un tiro y me retiran la pistola de reglamento.

A continuación, y sin perder la compostura, le indico: “nosotros no somos tus compañeros de partido y menos aun miembros de la digepol. Somos revolucionarios de una Unidad Táctica de Combate del Frente Armado de Liberación Nacional “y….. No me dejo concluir: ….en medio de una crisis de pavor al percatarse de su confusión en las líneas de fuego y atrapado en ellas; al caer detenido, nervioso, carente de valor y anegado en llantos, se arrodillo rogando no lo ajusticiaran… “Párate maricón…No somos criminales. Somos militantes de la esperanza; hijos de un mundo nuevo. Nietos de Bolívar”

Como signo fatídico, tiempo después; luego de repetitivos y peligrosos enfrentamientos urbanos y la exigente guerrilla en el monte Portugueseño con el otrora “Dr. David Esteller” de comandante, surgen frontales y serios cuestionamientos por parte mía, sobre el acopio y destino de las finanzas. El exiguo armamento pese al flujo de importantes finanzas. Innecesarias operaciones de altísimo riesgo. Vergonzosa manipulación y macabra utilización de valientes camaradas expuestos sin razón ni concierto a ser asesinados, en la peligrosa Caracas de los años sesenta…

Caracas era un hervidero… Un cerco represivo de manu-militari, y policial. Un Estado de Sitio. Sin garantías constitucionales. Descabezado el aparato legal… A veces… – y fueron muchas- cavilábamos sobre lo procedente de cancelar o no la lucha armada… Desechar lo francamente aventurero.

Betancourt, inteligentemente, con la tutela del Departamento de Estado Norteamericano, tendió la trampa y caímos en la provocación: la insurgencia. En el vanguardismo sin flancos ni retaguardia de las masas. La cúpula del movimiento revolucionario, sin experiencia militar, sin arraigo en el sector campesino, miope, profundamente torpe, regaló los espacios a la derecha venezolana.

Comenzaban a asomarse sin pudor, los tímidamente cobardes y de vena criminal – tal es el caso del tristemente Fidias- o los resueltamente traidores salidos de las filas revolucionarias – caso de Miguel Morao-, estudiante universitario de Contaduría, infiltrado en una U.T.C., quien tanto daño nos infligiera, ya fuera de concha en Portuguesa, trasladado a Caracas, y deslindado posterior y definitivamente de la corriente aventurera de Esteller, sorpresivamente se allana la casa de mi abuela en donde ocasionalmente pernoctaba, salvando la vida milagrosamente ya que fui informado generosa, valiente y oportunamente por Alberto Morales, vecino, funcionario de la Digepol -para aquellos años- y amigo de infancia.

Capturan una pistola, dotaciones de proyectiles, y algunos documentos nó comprometedores. Se me indicó – a costa de su seguridad y de la contrainteligencia- como prueba de su desprendimiento y afecto- que el dedo acusador, el que ordeno la delación, el informante; estaba ubicado en la cúpula Esteller, estando al igual que otros compañeros, -sin referirlos- totalmente al descubierto; existiendo órdenes de eliminarnos pausada y selectivamente.
De allí, infiero, que al tener conocimiento el aparato represivo de Acción Democrática que el ángel de la guerra, el valiente -Tito González Heredia en comisión de inteligencia, no portaba armamento; cobardemente lo asesinaron. Honor y Gloria a tu memoria Tito.

Cuarenta y tantos años después, tu recuerdo nos alimenta el alma; nos mantiene vivos e indoblegables en nuestros sueños de redención. Todo parece indicar que no obstante algunas inconsecuencias y asimismo, algunos inmorales posicionamientos de elementos aluvionales y oportunistas del proceso; coronaremos en la hoy por hoy Venezuela Revolucionaria; encaminada hacia el Socialismo bajo la dirección de un joven militar decente HUGO CHAVEZ FRIAZ.

Julio Cesar Belisario R.
julioc_br@hotmail.com
Cronista-Combatiente Guerrillero años 60-