La Coubre, terrorismo de la CIA contra Cuba
Por: Ángel Rodríguez Álvarez
AIN

Por el número de bajas, es considerado el mayor de los atentados terroristas realizados contra Cuba en la larga relación de actos de esa naturaleza. En la tarde del cuatro de marzo de 1960, el buque francés La Coubre, con la carga de granadas para fusiles FAL y de municiones de fabricación belga, estallaba en la bahía de La Habana. Por el número de bajas, es considerado el mayor de los atentados terroristas realizados contra Cuba en la larga relación de actos de esa naturaleza.
La primera explosión se produjo a las tres y 15 y, media hora más tarde, mientras el pueblo acudía a brindar auxilio a las víctimas, sucedía la segunda. En total hubo 101 personas muertas y más de 200 heridos, muchos de ellos con terribles mutilaciones.

Todas las evidencias indicaban entonces -y ahora– a que era obra de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), pues el gobierno de Estados Unidos había presionado a las autoridades belgas a fin de evitar los embarques de esas armas hacia la mayor de las Antillas.
Por otra parte, era de conocimiento de la dirección política cubana que desde el mes de enero de ese año, una fuerza de tarea de la CIA había desatado la guerra subterránea para derrocar a la Revolución.

El inspector general de la CIA, Lyman Kirpatrick, en informe secreto, planteó: «El proyecto de derrocar a Castro se ha convertido en una importante actividad de la Agencia con la más alta aprobación política.»

Informes confidenciales llegados a Cuba daban cuenta de numerosas presiones oficiales y oficiosas ejercidas por Estados Unidos ante los fabricantes y el Ministerio de Relaciones de Bélgica, para que no se produjera esa venta.

También era conocido que en la carga del buque se habían producido algunas irregularidades. Anteriores embarques marítimos se hicieron siempre mediante patanas en la rada de Amberes mientras, en esta ocasión, la carga general se realizó directamente en los muelles.

Para descartar dudas sobre la posibilidad de un accidente y, que se trataba de algo premeditado, las autoridades cubanas realizaron pruebas y lanzaron desde una avioneta granadas idénticas, y no explotaron.

Frente a la fuerte acusación de La Habana contra la CIA, Estados Unidos dio la callada por respuesta. A 50 años de aquel criminal hecho, en acto inaudito de cinismo, Washington mantiene a Cuba en la relación de países promotores de terrorismo y tiene en prisión a cinco luchadores antiterroristas cubanos.