Latinoamérica-2009: crecimiento con incertidumbre
Por Ernesto Montero Acuña (*)

Con una contracción del 1,8 por ciento en su producto interno bruto del 2009, América Latina y el Caribe se enfrentan a la incertidumbre de lo impredecible, para aspirar a un posible crecimiento del 4,1 en el 2010.



Así lo refleja la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2009, en el cual recalca que «la actual crisis dará lugar a profundos cambios en el escenario internacional» y generará «un entorno menos favorable al crecimiento» que entre los años 2003 y 2008.

Esta apreciación conduce a dudar que el aumento del 4,1 por ciento pronosticado para el 2010 sea posible e, incluso, permite augurar que las circunstancias podrán oscurecer el panorama.

De ahí que la CEPAL considere urgente la necesidad de redefinir patrones de especialización productiva y comercial en los países de la región, incentivando la innovación, la incorporación del conocimiento, la diversificación de productos y la búsqueda de nuevos mercados de destino.

A la vez, remarca «la importancia de la alta participación de los países asiáticos», entiéndase China e India, principalmente, por ser las naciones de más explosivo desarrollo en el mundo y estar habitadas en conjunto por más de la tercera parte de la población mundial.

La organización recomienda también redefinir el papel del Estado y «dotarlo de los recursos e instrumentos para prevenir y combatir las crisis, pero también para promover un desarrollo económico y social sostenible».

En resumen, se trataría de aplicar más políticas públicas y con mayores beneficios sociales, algo en lo que un grupo de países de la región ha venido avanzando en la última década.

Si bien las transformaciones aún no son de la magnitud requerida, sí han contribuido, junto con la integración y los vínculos con economías asiáticas, a reducir los efectos de la crisis económica generada por el capitalismo desarrollado.

De los cambios políticos y sociales en la región se deriva la recuperación apreciada por la CEPAL en América del Sur y Centroamérica, con crecimiento promedio para el año próximo del 4,7 y el 3,0 por ciento, respectivamente, y del 1,8 en El Caribe.

Brasil encabeza la lista de los que más crecerán en el 2010, con el 5,5 por ciento estimado; seguido por Perú y Uruguay, con el cinco cada uno; Bolivia, Chile y Panamá, con el 4,5; y Argentina y Surinam, con el 4,0 por ciento.

Se estima también que México –con un a reducción este año del 6,2 por ciento– crecerá el 3,5 en el 2010, igual que Costa Rica y República Dominicana, casos que dependen mucho de la evolución de la crisis en Estados Unidos.

La CEPAL, organización regional perteneciente al sistema de Naciones Unidas, estima que «la salida de la crisis ha sido más expedita gracias a un conjunto de políticas contra cíclicas que permitieron enfrentar eficazmente las turbulencias externas» en Latinoamérica.

Entre las medidas citadas se encuentran: reducción de las tasas de interés, aumento de la banca estatal en la participación crediticia, expansión del gasto público y aplicación de programas en el área social, relacionados con subsidios al consumo e iniciativas de apoyo a familias pobres.

Así, la región cerrará 2009 con una contracción del 1,8 por ciento en su crecimiento, lo que se traducirá en una caída del 2,9 por ciento en el producto interno bruto per. cápita.

La baja en la economía latinoamericana este año será inferior a la contracción del 2,2 por ciento pronosticado para todo el mundo y al 3,6 que la CEPAL asegura experimentará el conjunto de los países desarrollados.

Por otra parte, el desempleo en la región se incrementará al 8,3 por ciento con respecto al 2008, asociado también al deterioro en la calidad de los puestos de trabajo.

Cerca de dos millones y medio de personas se sumarán a la desocupación urbana, cuyo total se elevará hasta aproximadamente 18,4 millones de trabajadores, con predominio de los más jóvenes.

Para intentar contrarrestarlo, la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han convocado a estimular la creación de trabajos decentes, encaminados a fortalecer la inclusión social y a lograr avances hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Desde su cumbre de junio pasado, la OIT parte de que la recuperación del empleo requiere de cuatro a cinco años más que el crecimiento económico, por lo que calcula que la actual situación se prolongará por ocho años más todavía, «sólo para volver al nivel previo a la crisis».

Previsiones de Naciones Unidas estiman que 60 millones de personas más perderán este año sus trabajos, hasta totalizar 240 millones.

Sobre Latinoamérica gravitará que en EE.UU., Europa y Japón -según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicoâ�ö la desocupación se aproximará al 10 por ciento en el 2010.

En todos los casos afectará, principalmente, a los cuatro grupos más vulnerables de la población: los jóvenes, los inmigrantes, los trabajadores temporales y las mujeres, de gran peso en América Latina.

Sólo con los 45 millones de nuevas incorporaciones de jóvenes al mercado laboral cada año en el mundo, sería necesario crear 300 millones de empleos hasta el 2015, cuando deberían cumplirse los objetivos del milenio.

Esta es la realidad global en que se inserta Latinoamérica, con países como México y otros de Centroamérica y el Caribe, que sufrirán las mayores consecuencias.

Se proyectan tasas positivas para el promedio de América del Sur, pero está por ver si la recuperación regional «será sostenida en el tiempo».

No obstante, el reporte de la CEPAL prevé para el 2010 que las mejores expectativas de crecimiento y alza en los precios de algunos productos básicos de la región podrían permitir un aumento en los ingresos públicos y en el saldo fiscal.

También, el incremento posibilitará un aumento de la tasa de ocupación y probablemente una mejoría en la calidad del empleo, por lo que la desocupación podría disminuir hasta cerca del ocho por ciento en el 2010, aún superior al período de precrisis.

Sin embargo, estima también que «la actual crisis dará lugar a profundos cambios en el escenario internacional que van a generar un entorno menos favorable al crecimiento que el que nuestra región enfrentó entre 2003 y 2008».

La organización considera en su resumen, presentado el 10 de diciembre, que la contracción regional fue superior este año a la prevista, de modo que la cantidad de pobres aumentó a 189 millones (nueve millones más que el 2008) y la indigencia se elevó de 68 a 71 millones.

Al presentar el Balance del 2009, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, señaló que «en todo caso tenemos que ser cautelosos con los signos de recuperación».

La advertencia es válida debido a que los augurios sólo significan resultados menos malos, aunque una mayor integración Latinoamericana podrá mejorarlos.

(*) El autor es periodista de Prensa Latina especializado en temas globales e integración latinoamericana.

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