Domingo, 11 de Enero de 2009
MAS SOBRE LAS ESTRECHECES DE LETONIA Y ESTONIA

La situación con el idioma ruso en Letonia ha sido llevada hasta el absurdo. Tal fue el comentario hecho en la cancillería de Rusia de la firma, por el presidente de Letonia, Valdis Zatlers, de las enmiendas al Código de infracciones administrativas.


En Letonia aumentarán con ellas considerablemente las multas por el empleo del idioma extranjero en actividades profesionales, en alusión directa al ruso.

En Letonia se aplica una política persistente de discriminación contra la denominada población no titular que vive en su territorio. Letonia, Estonia y Ucrania privan, en los hechos, a una parte considerable de su población de la posibilidad de relacionarse, de leer e incluso escribir en su idioma natal, el ruso. A la gente de la calle es presentado como la lucha contra las consecuencias de la ocupación soviética y el arraigo de los valores europeos.

En adelante, los trabajadores y empresarios en Letonia no están facultados para tratarse en ruso. En los enclaves rusos, las autoridades locales no podrán ya emitir la información que sea, si no es en el idioma estatal, el telón. Lo absurdo de la situación consiste además en que, el dominio del letón es obligatorio para categorías de profesionales como deportistas, acróbatas, payasos, videntes y adivinadores de la suerte. Detrás de ello está la prohibición de profesiones, por cuanto se aplica, también, a constructores, profesores y funcionarios de bajo rango. Si se tiene en cuenta que los rusohablantes suman en Letonia un tercio de la población, y en estonia, un 20%, no es difícil imaginarse las consecuencias sociales de estas innovaciones. Sobre todo en las condiciones de la crisis económica actual. El diputado federal ruso Serguei Markov compara tal política con el fascismo, cuando una política antinacional fue elevada al rango de estatal, lo que entraña una explosión social.

-Para que ello no ocurra debemos probar a nuestros colegas de la UE que Letonia y Estonia no son países democráticos y que en ellos se requieren mejoramientos cardinales en materia de derechos humanos.
En la Europa contemporánea, en la que los países bálticos se afanan en entrar, los derechos de las minorías nacionales son un factor de estabilidad. La sociedad civil se llama así justamente porque es una sociedad de ciudadanos y no solo de las personas de la nacionalidad titular.