El cartel de los sapos. Lo que pasó. Lo que pasa. Lo que pasará.
martes, 22 de julio de 2008

El ‘Cartel de los sapos’ se llama la serie que tiene a la policía y su comandante, Óscar ‘cocaína’ Naranjo, más que ‘molestos’ porque allí lo que se pinta es una verdadera radiografía del narcotráfico y su estrechísima ligazón con la policía -y con los militares, y se ve el inmenso croar de los batracios de la Casa de Nariño.


ANNCOL

Y no es para menos. La telenovela -y su libro fuente- muestran cómo actúa el narcotráfico. Cómo la DEA, políticos, etc, etc, se alían con los narcotraficantes por los narco-dólares y cómo financian el paramilitarismo con los dineros del narcotráfico, que prueba una verdad dicha desde hace muchos años en ANNCOL: En Colombia no hay paramilitares, hay es narco-paramilitares.

Y los años de referencia fue ya iniciada la cacería de Pablo Escobar, mas podría ser cualquier tiempo. Pero lo que no pudo prever el autor del libro -narcotraficante de verdad, ya pagadas sus culpas en USAmérica mas no en Colombia- es que el cerebro del mal diseñaría un plan para tomarse todo el estado, no sólo a la policía y los políticos. Claro que el ‘cerebro del mal’ ya no está para verlo. La DEA mató a «Don» Pablo. Pero ahí quedan sus herederos.

Ahí está Álvaro Uribe Vélez. Gobernador, alcalde, senador -propuso la no extradicción-, y por cobardía de la oligarquía tradicional, lo llevaron hasta la presidencia para que les peleara la pelea que debían pelear ellos. Y ya como ‘presidente’ se olvidó que cuando era senador era enemigo de la extradición y ha extraditado a más de 600 colombianos, entre ellos a 14 capos del narco-paramilitarismo -quizá con la ‘orden’ de arreglar cada cual su ‘chico’ con la Fiscalía USAmericana-, y convirtió ésta en instrumento político con la extradicción de Simón Trinidad, Sonia e Iván.

Pero ese mafioso -y como tal es supremamente mentiroso-, ahora se le da dado por hablar de que «ha llegado el momento de la paz». Cuánta falsedad en su pronunciamiento el 20 de julio -Pobre 20 de julio que quedó desdibujado en su historicidad- si él fue llevado allí para que ‘peleara la pelea de la oligarquía’. Un personaje psicópata, realmente perverso, mal puede hablar de paz si sus pulsiones son precisamente el rencor, el odio visceral que lo mueve contra la insurgencia armada, especialmente las FARC.

De cuál paz hablará Uribhitler y su banda narco-paramilitar -incluyendo a los Santos, JoséObdulio, ‘Cloncito’ Arias, Ternura, etc. -, ¿será de la paz de los sepulcros, la pax romana? Será la paz de los millares de fosas comunes, de los desaparecidos, y de las sepulturas de los asesinados mediante el ‘pistoleteo’ y las masacres? ¿lo moverá acaso una pizca de moralidad cuando habla de paz? No, no.

Esa banda, ese ‘Cartel de los Sapos’, no conoce de sentimientos pacíficos, de sentir la paz. Como mafiosos que son sólo piensan en destruir, matar, matar y más matar. Con ellos ni siquiera se puede hablar de paz porque sería un diálogo asimétrico. Por un lado la insurgencia armada planteando soluciones a la injusticia de todo tipo que padece Colombia, y por el otro, el ‘Cartel de los Sapos’, croando, croando, croando frases hueras sobre la paz mientras las fuerzas militares-narcoparamilitares continúan asesinando, masacrando, desplazando, expoliando. Croac, croac, croac!

No, quizá cuando la oligarquía se convenza de la necesidad de realizar diálogos auténticos y serios que conduzcan a la Paz, en ese momento el pueblo -y las FARC ahí- marchará hacia el sitio de realización de esos diálogos, para con su presencia garantizar el cabal cumplimiento de los acuerdos alcanzados. Acuerdos que conducirán inevitablemente a la Nueva Colombia en paz con justicia social, democracia, pluralismo, libertad, independencia y soberanía nacional. A la cual llegaremos mediante los diálogos o mediante un triunfo popular por la vía que sea y permita la oligarquía -o no-, ya por la vía pacífica ya por la vía no pacífica.

Mientras tanto sólo escucharemos el croar del ‘Cartel de los Sapos’. Acompañados de una inmensa ‘zoo-ciedad’: Gurres, ratas, ratones, hienas, halconzuelos, y ‘águilas calvas’.

ALP