¿DOLO CON LOS RECURSOS FINANCIEROS OTORGADOS A LA UCV?
De:Manuel C. Martínez M
Para: Ricardo Molina
Estimado docente. Buenos días.
Adelante, lo felicitamos por su actividad terapéutica sobre un organismo que a todas luces y desde hace mucho tiempo carece de la altura estándar propia de una institución académica moral y de transparencia en su administración.
Como recordaremos, hace menos de dos (2) años, el ex Ministro de Educación Superior Samuel Moncada destapó como nadie antes la maloliente olla contentiva de las inmundicias y corruptelas que los políticos universitarios de este país y con la más insanas colusiones habían encriptado en esos máximos centros de estudio, y con la protección de sus togas y birretes.
Con pruebas contables quedó evidenciado que el interés de todas esos indecentes docentes, como autoridades, siempre estuvo signado por la potencial comisión de delitos contra la cosa pública universitaria, y enriquecedoras del peculio particular de rectores y vicerrectores , de decanos de adentro y de afuera, nacionales y extranjeros, y de un buen número de cómplices disfrazados y registrados como docentes regulares.
Es obvio que a semejantes delincuentes jamás los animó ningún interés académico ni profesional. Aunque estos valores siempre fueron su excelente y productiva bandera.
Es el caso que a casi dos años de semejantes denuncias sobre una contabilidad tergiversada, de estafas de elevado giro y variopintas modalidades, y practicadas durante décadas, ninguno de los colusionados y delincuentes de toga y birrete hasta ahora ha recibido sanción alguna. Es más, a la Universidad de Carabobo han vuelto las capciosas prácticas de las partidas presupuestarias según lo cual los rectores administran ad líbitum el paquete de dinero recibido y no directamente los docentes.
Con semejante impunidad por hechos tan graves es poco o casi nada lo que podamos hacer quienes carecemos de poder sancionatorio directo. Los jueces de este país o se suman a la complicidad o simplemente salen de las plantillas tribunalicias. Los docentes que practican la honestidad y ética profesional con objetividad y libertad de expresión suelen ser marginados, vejados y hasta tenidos como peligrosos para la “buena marcha” de esas dolosas prácticas. Para colmo de antecedentes condonatorios de delitos cometidos contra particulares y contra la Cosa Pública, los Presidentes tienen en sus atribuciones el INDULTO anual para o la casación favorable para pillos y hasta asesinos.
Sugiero que de alguna manera nos aboquemos a la solicitud de castigo por los delitos cometidos, por su desenmascaramiento público, en vallas, carteleras, y otros medios escritos, televisivos, etc.
Aboguemos por la erección de placas en los centros de enseñanza, escuelas, sedes facultativas, salones rectorales, de colegios de profesores y gremiales, etc., En esas placas, además de méritos curriculares convencionales y estereotipados deben aparecer sus fechorías cometidas. No podemos seguir permitiendo que semejantes delincuentes con toga y birrete, por ejemplo, reciban pensiones y demás prebendas como si hubieran sido limpios ciudadanos .
Reciba de nuevo mis felicitaciones, y un cordial saludo.