ABRIL ME INVITA A SOÑAR
José Varela El Charrúa Latinoamericano
Un anciano que viajaba mucho hacia Oriente recibió la alegría de un descubrimiento sin igual.
No daba crédito a lo que veía.
Fue en Abril en camino hacia Carúpano, que de Cúpira a Boca De Uchire, ese algo lo impactó.
El viejo pasó días pensando en lo acontecido, y se le ocurrió algo de locos…
Bueno, de “viejo” diría yo.
Estuvo todo el año trabajando sobre su loco proyecto.
Juntó un puñado de realitos que tenía guardado y comenzó su odisea.
Puso un aviso en toda la prensa nacional invitando a todos los estudiantes de cualquier nivel académico, Primaria, Bachillerato y Universitario, para llevar a cabo un concurso, todos eran aptos para concursar.
Prometió un premio sin igual para el ganador.
El concurso consistía en lograr descubrir ese algo apoteósico que a él le toco vivir.
La contienda consistía en lograr las mejores imágenes del evento.
Los participantes estaban autorizados a llevar telescopios, prismáticos, filmadoras, cámaras de todo tipo para lograr sacar la mejor imagen… el premio lo valía.
Cursó invitaciones a todos los colegios con premio al instituto también.
Fue tanta la intriga del viejo, que logró el impacto de una curiosidad sin igual en todo el territorio nacional…
Estudiantes universitarios, se metieron en cuanta página de Internet hubiese, para informarse de un supuesto eclipse de luna, por Abril, otros buscaron el del sol, investigaron un sin fin de acontecimientos extraordinarios o extraños que pudiesen suceder para esa fecha.
Era la charla obligada de profesores y maestros, conjeturas por bojote, todos esperaban impacientes el mes de abril.
El anciano logró la colaboración de muchos, que de forma desinteresada instalaron miles de carpas para los concursantes, debido a la trascendencia que tuvo el evento, la concurrencia sería masiva.
Los participantes tenían la obligación de llegar en la noche, para empezar a concursar en el amanecer bien temprano.
Ya no era tan importante el premio monetario, todos querían ganar por la publicidad que logró el evento.
Llegaron de todas partes de Venezuela, muchachos con los equipos más sofisticados, como también los más humildes, lentes especiales, algunos con filmadoras con rayo ultravioleta para firmar en la noche, pensando que podría durar mas de un día… todo lo valía.
En la mañana comenzó la algarabía…
Miles y miles de muchachos de todas las edades, daban lo mejor…
Un sin fin miraba el cielo, otros buscaban tesoros ocultos, la competencia era dura, pero no aparecía el ganador…
El abuelo esperaba impaciente, cuando su celular sonó…
Del otro lado de la línea alguien le dijo que había ganador… pero eran varios.
El viejo se apersonó al sitio y se encontró con un puñado de niños andinitos de un colegio de primaria, que sin importarle el bullicio del gentío…
Olvidándose del concurso, los niños con risas cómplices de alegrías comprendieron el embrujo…
Sacaban fotos por bojotes, con unas cámaras rudimentarias tipo polaroid, que botaban hacia fuera un sin fin al instante…
LA MAGIA QUE ENCIERRA NUESTRO ARAGUANEY…
ESTE ARBOL CASI SECO QUE PARECE A PUNTO DE FALLECER….
LOGRA VESTIRSE DE GALA, REGALANDONOS UN SIN FIN DE FLORES AMARILLAS…
Las montañas, el camino, los senderos, se tiñen de ese amarillo intenso, para la algarabía de sus ojos.
Todos los demás lo comprendieron, al ver la risa de alegría del viejo, muchachos, jóvenes y niños, acompañaron a los andinitos…
firmaciones y fotos, florecieron…….
(…) Trate de trasmitir con este tonto escrito sin sentido, el sentimiento que me embargó al ver nuestro Araguaney florecido, que honestamente nunca lo había podido apreciar.
Las cosas mas simples y bellas…están ahí, para que todos nos deleitemos.
Mi corazón poco menos que me suplicó para que me detuviera…quizás muchos piensen que perdí un largo rato y llegue tarde a Carúpano.
¿Me perdí…o lo encontré?…no lo se…
solo se…lo bien que me sentí.