HISTORIAS REALES
Minsk. Bielorrusia
24 Julio 2006. Por Teresa Maniglia


Hugo Chávez es sin lugar a dudas un personaje especial, diferente y controversial. Lo vemos como estadista, como analista, como político, orador, entrevistado y hasta cantante. Dicen, que se aplica en todo, tanto, tanto que hasta en deportes tiene su estrella. Después de casi 20 horas de viaje aéreo desde Córdova a Bielorrusia, toda la misión, en verdad estaba cansada y no era para menos. En Altagracia, Buenos Aires, recorrió junto a Fidel Castro la casa “Villanibya” donde por espacio de 14 años vivió Ernesto Che Guevara. Con detenimiento leyó sus cartas, analizó sus fotografías, conversó con sus amigos, escuchó una y mil historias de lo que fue la vida del “guerrillero heroico”. Fidel por su parte, matizaba las narraciones, ¡claro! Muchas las conocía de memoria; allí estaban las voces de la historia y la memoria del Che impregnaba cada escenario con un aire de valor y hasta cierta nostalgia. Ese recorrido se tomó sus horas y de allí, la caravana presidencial salió rumbo al aeropuerto. Se iniciaba así la gira hacia “ la Euroasia ” como le dice el presidente Chávez, siempre anteponiendo como su sello, el artículo a esas palabras. Antes de Minsk, el avión se detuvo en el aeropuerto de Lisboa, donde el primer Ministro Sócrates Carvalho lo recibió y juntos sostuvieron una charla, que consumió sus largos minutos también, por cierto, que el premier visitará Venezuela, porque considera que la democracia en el país bolivariano es excelente, especialmente en el plano social. Revisaron acuerdos, políticas y economías y así transcurrió el encuentro a dos voces, para sellarse en un efusivo abrazo y una promesa de reencuentro.

La llegada a Bielorrusia fue durante la noche, no hubo tiempo de reuniones grandes, pero sí de un buen abrazo con el Primer Ministro Sidorski Serguey y una entrevista con la prensa de Minsk, que no disimulaba su interés y curiosidad por el personaje de quien habían escuchado tantas cosas y ahora tenían al frente. Las preguntas fluían más rápido que hasta las mismas respuestas, Chávez los miraba y sonreía, eso les llamaba más la atención. Una periodista dijo a manera de sorpresa, “es diferente a lo que de él cuentan” ¿Qué le contaron? ¡Bueno! De Chávez han construido una historia de más mentiras que verdades y la gente cuando lo ve, descubre que “otros les mintieron” y al oirlo en persona, conocen al verdadero hombre que se hizo presidente por voluntad de un pueblo. Siempre igual.
A la mañana siguiente en la residencia Zaslavi, amaneció muy temprano, en verano es así en Bielorusia, el sol sale tempranito y se va muy tarde. Chávez sorprendió a todos, cuando salió al inmenso jardín del lugar vestido en traje deportivo, Short, chaqueta de bandera y zapatos de goma. Saltando sobre su propio eje contó hasta cinco y comenzó a correr por el lugar. Seguirlo no fue fácil y menos con cámara de video y foto al hombro, él nos vio y sonrió, corrió 42 minutos, lo sabemos porque él mismo los contó. La velocidad de su carrera, varias veces nos dejó a mitad del terreno, aquel hombre por momentos hasta volaba, de un lugar saltaba al otro, la pisada era firme y el sonido que desprendía el paso, hasta tenía eco. Lenin es el camarógrafo de Chávez y él sin pensarlo tituló esta historia: “Mira ese trote bolivariano”. Sí fue el 24 de julio, 223 años después de Simón, él, Chávez, lo tenía en mente, lo lleva en el alma, lo lleva en la acción.
Realmente el trote bolivariano lo llevamos desde hace 7 años, o quizás hace 14 cuando dijo por primera vez su “por ahora” allí nació toda esta historia real. En estos últimos 7 años, la carrera ha sido intensa, el trote bolivariano no ha parado. Sólo una vez tuvo una breve pausa de 47 horas, pero se renovó con mayor fuerza que ayer y antier y cada día es más intensa que mañana. Así va esta carrera que ya no la detiene nadie. Chávez llegó como un huracán, desde finales del siglo pasado lo ha transformado todo: La educación, la salud, la economía, el desempleo, la inflación ¡y falta! Todavía falta. Hoy corrió 42 minutos, mañana lo volverá a hacer. Chávez cumple en este viaje agendas gigantescas y además trota. Es que la marcha ya no se detiene ni tiene reverso. Hoy estamos en Minsk, mañana vamos a Volvogrado, la tierra del río Volga…. Y seguimos.